Dra. María Almendra Trucíos Osorio
Médica Cirujana, Especialista en Psiquiatría, Alta Especialidad en Psicogeriatría, Coordinadora de la Sección de Psicogeriatría y Certificada por el Consejo Mexicano de Psiquiatría
Soy la Dra. Almendra Trucíos, una profesional apasionada por la salud mental y el bienestar de las personas. Mi camino en la medicina comenzó en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, donde me gradué como Médica Cirujana. Sin embargo, mi interés se inclinó hacia la psiquiatría, y así fue como me sumergí en el mundo de la mente y las emociones.
Durante mi especialización en Psiquiatría en la UNAM, tuve la oportunidad de trabajar en el Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez. Allí, aprendí a comprender las complejidades de las enfermedades mentales y a brindar apoyo a quienes más lo necesitaban. Fue en este entorno donde descubrí mi pasión por la atención geriátrica y decidí profundizar aún más.
Mi búsqueda de conocimiento me llevó a obtener una Alta Especialidad en Psicogeriatría en el mismo hospital. Aquí, aprendí a abordar las necesidades específicas de los adultos mayores, desde la demencia hasta la soledad. Cada día, me esfuerzo por mejorar la calidad de vida de mis pacientes y sus familias.
Además de mi práctica clínica, también desempeño un papel activo en la comunidad psiquiátrica. Como Coordinadora de la Sección de Psicogeriatría en la Asociación Psiquiátrica Mexicana, colaboro con colegas para promover la investigación y la educación en este campo vital.
La certificación otorgada por el Consejo Mexicano de Psiquiatría es un testimonio de mi dedicación y compromiso con la excelencia profesional. Estoy ansiosa por seguir creciendo, aprendiendo y haciendo una diferencia en la vida de quienes confían en mí para su bienestar mental.
Atención Psiquiátrica
La psiquiatría es una rama de la medicina que se dedica al estudio, diagnóstico, tratamiento y prevención de los trastornos mentales y emocionales. Abarca la comprensión de los trastornos psicológicos y psiquiátricos, como la depresión, la ansiedad, la esquizofrenia, el trastorno bipolar, los trastornos del espectro autista, entre otros.
Trastorno bipolar
El trastorno bipolar es una enfermedad mental crónica con cambios extremos en el estado de ánimo y la energía, dividida en tipo I (manía intensa) y tipo II (hipomanía menos severa), con síntomas depresivos similares a la depresión mayor. Con el tratamiento adecuado, que incluye terapia psicológica y medicamentos, muchas personas pueden llevar una vida funcional, requiriendo diagnóstico y tratamiento profesional.
Trastorno depresivo
La depresión mayor es un trastorno del estado de ánimo que causa una profunda tristeza, desesperanza y pérdida de interés en actividades cotidianas, con síntomas como cambios en el peso, dificultades para dormir y pensamientos suicidas. Para ser diagnosticada, estos síntomas deben durar al menos dos semanas. Su tratamiento incluye terapia psicológica y, a veces, antidepresivos, siendo crucial la detección temprana y ayuda profesional.
Trastorno de ansiedad generalizada
El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es una condición mental caracterizada por preocupación y ansiedad excesivas y persistentes, con síntomas como inquietud, fatiga y dificultades para dormir. Afecta negativamente la calidad de vida, interfiriendo en el trabajo y las relaciones. El tratamiento incluye terapia cognitivo-conductual, medicamentos, técnicas de relajación y cambios en el estilo de vida, siendo crucial buscar ayuda profesional.
Trastorno de estrés postraumático
El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es una condición de ansiedad que surge tras un evento traumático, con síntomas como recuerdos intrusivos, pesadillas y evitación de desencadenantes, afectando gravemente la calidad de vida. El tratamiento incluye terapia cognitivo-conductual, EMDR y, a veces, medicamentos, siendo crucial buscar ayuda profesional para la recuperación.
Trastorno de pánico
El trastorno de pánico se caracteriza por ataques de pánico repentinos e intensos, con síntomas como palpitaciones y dificultad para respirar, que provocan temor a perder el control o morir. Esto puede afectar gravemente la calidad de vida, llevando a evitar situaciones asociadas con ataques previos. El tratamiento incluye terapia cognitivo-conductual y, a veces, medicamentos, siendo esencial buscar ayuda profesional.